La aldea del Rocío se ha convertido en un hervidero durante el fin de semana con motivo de la Fiesta de la Luz. Una celebración que está considerada, junto con el Rocío Chico y la Romería, como una de las más importantes del año para la hermandad Matriz.
El sábado se entregaron los títulos de filiales a las dos nuevas hermandades, Cartaya y La Carolina, ambas con los números 118 y 119 respectivamente. Para ellas, un sueño hecho realidad.
Inmediatamente después de este emotivo acto, se realizó el Rosario, donde el simpecado de la Matriz lideró la comitiva de fieles en un recorrido algo más corto que de costumbre por la meteorología. Y para finalizar la jornada del sábado, la vigilia en honor a la Virgen del Rocío.
Pero, si hay algo destacado durante el fin de semana, quizás por lo emotivo del acto, es la presentación de los niños a la virgen, considerado por muchos como el bautizo rociero.
Un domingo especial para los rocieros, que, venidos desde toda España, pudieron pasar a sus pequeños por el manto de María Santísima. Un segundo en la Gloria que quedará grabado en sus retinas para toda la vida.
