No tiene precio contemplar a San Bartolomé ‘bailando’ unas sevillanas alrededor de una imagen de la Virgen de los Clarines, con la que comparte el patronazgo de Beas. Ésta es solo una de las curiosas estampas que nos depara la procesión del santo, a hombros de decenas de costaleros, por las calles de la localidad.
El Patrón inició su procesión pasadas las once de la mañana, tras la solemne función eucarística, siendo esperado por cientos de fieles a las puertas de la parroquia.
La banda de música no tardó en animar el desfile a ritmo de pasodobles como ‘Paquito el chocolatero’ y ‘Mi Huelva tiene una ría’, que fueron recibidos con alegría por los costaleros y, por tanto, por el Patrón.
El alcalde de la localidad, Guillermo Rivera, tiene claro que se trata de una de las procesiones “más peculiares” no solo de la provincia sino de todo el país.
“La gente baila con el santo, al que llegan a tirar para arriba y nunca ha pasado nada”, explicó el primer edil, quien también resaltó el espíritu acogedor de la población.
Y es que, a lo largo de la procesión, numerosos vecinos sacan dulces y licores o tapas y otras bebidas para agasajar a los costaleros y a todo al que se integre en esta tradición.
En esta ocasión, una de las ‘paradas’ más esperadas fue en la Cooperativa del Campo San Bartolomé, también conocida por su producto estrella, ‘Olibeas’, cuyas instalaciones se llenaron de cientos de fieles que acudieron a reponer fuerzas con tapas y bebidas que aportó la citada entidad.
Su presidente, Nicolás Liroa, recordó que San Bartolomé visita la cooperativa cada doce años, ya que no siempre realiza el mismo recorrido, por lo que –según comentó- había ganas este año de recibir al Patrón.
Otra de las muestras de la perfecta simbiosis que existe entre esta procesión y el pueblo es que algunos vecinos, en la recta final del citado desfile, con el fin de combatir el calor y cansancio de los costaleros y quienes acompañan al Santo, lanzan cubos de agua desde los balcones a la multitud, que agradece el gesto.
