La patrona de los isleños volvió a recorrer las calles del municipio acompañada de un cortejo que cumplió escrupulosamente las medidas sanitarias. La procesión comenzó a las ocho de la tarde desde la Iglesia de los Dolores, donde terminó tres horas después con un recorrido corto pero cargado de emoción y devoción por multitud de isleños que acompañaron a una imagen que nunca estuvo sola.
Con numerosos vivas a la Virgen del Rosario y el paso de nuevo en la Parroquia de los Dolores terminó un siete de octubre cargado de fervor. Representantes de todas las hermandades, de la Asociación de Fieles de Nuestra Señora del Rosario, el consistorio isleño y la cuadrilla dirigida por el capataz Pedro Álvarez mostraron al mundo cómo puede convivir los actos cofrades y la maldita actualidad sanitaria.