Los jugadores del San Roque trabajan tanto como los empleados del club en las oficinas. A dos días de que comience oficialmente la temporada para los aurinegros, el trabajo se multiplica. Manolo Zúñiga ha completado una pretemporada corta, aunque intensa, y cree que su equipo llega en unas condiciones más que aceptables para competir en el grupo cuarto de Segunda División B.
Zúñiga da los últimos retoques a una plantilla compensada, aunque aún con laguna carencia de efectivos. El técnico manchego alineará contra el Lucena el sábado a partir de las 22.00 horas al once base que ha utilizado en casi todos los partidos amistosos de preparación. Muchos de los jugadores titulares son los que llegaron al conjunto lepero en la primera remesa, a finales de julio.
Los jugadores aurinegros, por otra parte, también se han implicado en la labor de captación de abonados, asistiendo a actos y colaborando en medios de comunicación. La llamada de socorro de la entidad sigue dando frutos. El San Roque cerró ayer la ventanilla con 525 abonados, casi 400 más que el lunes, y al cierre de esta edición la entidad que preside Rafael Mendoza aspiraba a acercarse a los 700. La amenaza de dimisión de algunos dirigentes se ha calmado a raíz de la respuesta de la afición como consecuencia del relanzamiento de la campaña de socios.
El consejo de administración calcula que el proyecto no será viable sin un mínimo de 1.000 carnés. En las últimas horas, el objetivo es más factible.
Los actuales consejeros, por otra parte, están pendientes de la decisión de los inversores ingleses, aún con un paquete de acciones. Los empresarios británicos disponen aún de la próxima semana para ejercer una opción de recompra de títulos para volver a hacer con la mayoría de ellos. En el seno del consejo y del Ayuntamiento se considera poco probable este movimiento, aunque prefieren esperar antes de manifestarse públicamente.
