El San Roque de Lepe sigue engordando su ego y postulándose en la Liga después de romper en mil pedazos la maldición de San Pablo, en Écija, en un partido memorable en lo que a la resistencia mental se refiere, ya que jugó una hora con diez jugadores y el conjunto sevillano apretó de lo lindo, sobre todo en la segunda mitad.
Con cinco goles en contra, el menos goleado de Segunda B, el San Roque determina contención perfecta y un sistema de juego muy definido. Es posible que la belleza no sea su mayor virtud. Pero es competitivo al máximo y eso le encarama a los primeros puestos de la tabla.
Pero lo mejor del cuadro de Tevenet es que no tiene techo. La extremada juventud de la plantilla anuncia crecimiento conforme pasen las jornadas. Si el equipo no se desmaya, llegan dos citas, Roquetas y Almería B, que deben suponer puntos para el San Roque a poco que salgan bien las cosas. Por lo demás, su afición está encantada de la vida y entregada al máximo como demostró en el Municipal de San Pablo.
