El comité de crisis del sector pesquero ha cifrado las pérdidas medias globales que ha ocasionado hasta ahora el estado de alarma, tanto a las flotas de altura y bajura, como a las lonjas y a los distribuidores y minoristas son, como mínimo, de un 30% a nivel nacional.
La merma de ingresos, que ha provocado la inactividad de barcos así como el cierre de lonjas y tiendas, sumada a la falta de financiación y a la dificultad para recibir ayudas estatales, constituye una pérdida de la rentabilidad y puede abocar a cierres definitivos y despidos una vez superada la crisis del COVID-19.
A nivel provincial, parte de la flota pesquera, especialmente en los puertos de Isla Cristina y Punta Umbría, sigue faenando. De hecho, desde la localidad isleña, el presidente de la Asociación de Armadores, Francisco Martínez Faneca, destacó recientemente la importancia de que el sector no parase para que continuase la cadena alimenticia.
