La mañana festiva y soleada de este miércoles, en Lepe, ya intuía que algo grande podía ocurrir a partir de las 12 del mediodía. El San Roque recibía en cuartos de final de Copa RFEF a uno de los gallitos de la Segunda Federación, el Melilla, y el premio para el ganador sería doble esta vez: la continuidad en la competición y estar en el bombo de la Copa del Rey para encuadrarse con uno de los equipos de la Liga Santander.
Éste si fue un partido entretenido, a diferencia del penoso espectáculo que se vivió en las gradas del Ciudad de Lepe el pasado domingo. El público lo intuyó y el feudo lepero registró una buena entrada.
En el fútbol, los presupuestos dicen una cosa y el terreno de juego otra. Económicamente, el San Roque de Lepe es David, pero en el verde se convirtió en Goliat para ser muy superior a un Melilla que tuvo mucho más premio del que se merecía.
El primero del partido llegó en el minuto 23. Saque de esquina teledirigido de Charaf a la pierna izquierda de Santisteban que, dentro del área grande, la empala al fondo de la red defendida por Salcedo.
En el minuto 37 el árbitro se inventaría un penalti de Iván Robles a Sergio Pérez que terminaría transformando Dani García para el empate. Inmerecido resultado para los leperos, que estaban siendo mejores, con y sin balón.
En la segunda parte el San Roque creció aún más, sólido en defensa y con ocasiones que pudieron convertirse en gol antes del final de los 90 minutos. Éste no llegó y el partido se iría a la prorroga.
No sería hasta el minuto 118, en el último suspiro, cuando de nuevo tras un saque de esquina, y un rechace del palo, llegara el gol de Brian Triviño para hacer enloquecer al público que se daba cita en las gradas del Ciudad de Lepe.
La victoria significa el pase a semifinales a un San Roque de Lepe que se la jugará, a domicilio, ante UD Alzira pero, el gran premio, es la disputa de la Copa del Rey, donde ya espera a un equipo de la Liga Santander.
