Miles de personas se daban cita este domingo en la Ermita de Nuestra Señora de la Blanca, en Villablanca, y sus inmediaciones cuando, sobre las siete y media de la tarde, la comitiva con la Junta Directiva de la Hermandad, la Corporación Municipal y la Danza de los Palos hacían acto de presencia en este privilegiado enclave onubense ubicado entre la Costa y el Andévalo.
La Ermita de Nuestra Señora de la Blanca volvía un año más a quedarse pequeña en los instantes previos a la procesión de la patrona de Villablanca. El emotivo momento en el que la Danza de los Palos era representada frente a la imagen en su templo, volvió a ofrecer los momentos más emotivos de unas fiestas que suman ya cuatro días de celebraciones.
Un cuarto de hora más tarde, la Virgen de la Blanca salía por las puertas de su Ermita exornada con nardos y a hombros de sus cargadores para comenzar una corta pero intensa procesión en la que villablanqueros, y muchos devotos procedentes de distintos puntos de la provincia, lanzaban sus muestras de cariño en forma de vivas y alabanzas.
Durante aproximadamente una hora la virgen recorrió las inmediaciones de su Ermita junto a una vistosa comitiva en la que la Danza de los Palos, transmitida de generación en generación, tiene un especial protagonismo. Hay que destacar el momento en el que, junto al denominado ‘Pino de la Virgen’, la imagen se coloca mirando al pueblo y cuando, en la ‘Puerta del Mar’, la imagen mira al Océano Atlántico como homenaje a los marineros.
De nuevo en las puertas de su Ermita se celebró la tradicional Puja de la Vara de la Virgen y de los Brazos del Paso antes de que, la Blanca, volviera a su templo para poner el broche, un año más, a uno de los días más esperados por todos los vecinos de Villablanca.
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