Le cuesta un mundo hacer goles a los aurinegros. Aunque es verdad que no le pierde la cara a ningún encuentro y que la tónica es de ser protagonista con la bola, nada de ello es suficiente. Aunque no conocen la derrota, los leperos tan solo han podido celebrar una victoria en seis encuentros, el resto han sido tablas en los marcadores. A veces dando por bueno el punto y otro por malo, pero siempre con un mismo resultado: empate y sensación de que así no da para aspirar a zona alta.
En el día de hoy el envite no se pudo poner más de cara para los locales gracias a una expulsión tempranera blanquinegra en el minuto 14. Desde entonces, los leperos en ningún momento dieron la sensación de ser superiores en número, más bien parecía que la roja no hubiese nunca existido. Esta no sería la única, aunque la segunda de un jugador de la Real Balompédica Linense tuvo lugar con el envite ya casi terminado, por lo que no fue trascendente para el juego (Diego, 93´).
La primera mitad terminó sin ninguna ocasión clara. Aunque el San Roque la tenía, ese monopolio no se tradujo en ningún momento en verdadero peligro y la Balompédica se encontró cómoda plantada en bloque abajo a la espera de las envestidas leperas. Fue en los últimos 45 minutos cuando el espectador pudo ver algo de rock and roll. El tanto de la victoria momentánea llegaría en el 77´ (1-0) gracias a un buen centro desde el costado derecho de Manuel que cabeceó Diego en punto de penalti y terminó mandando a la red Víctor García, que aparecía desde segunda línea en el segundo palo. Pero como dice el dicho: en casa del pobre dura poco la alegría. Tal cual, 10 minutos después la Balompédica anotó las tablas que se mantendrían hasta el pitido final (1-1, 87´).
Mucho que trabajar de cara a puerta Cheli y sus chicos si no quiere que el runrún empiece a escucharse en torno a su figura. Por el momento, la planta noble confía en el proyecto.