La localidad de Isla Cristina vivió anoche una cita intensa y marcada en su calendario puesto que el cantante Manuel Carrasco volvía a casa tras cinco de su última actuación. Alrededor de 12.000 personas han acompañando en la noche de este sábado a Manuel Carrasco en el último concierto de su gira ‘Bailar el viento’ en Andalucía, en la que Carrasco ha querido brindar «el mejor de sus bailes» a su localidad natal.
El artista ha llegado «muy emocionado y algo nervioso” y con ganas de devolver todo el cariño que Isla Cristina le lleva demostrando desde el principio y del que aún no se considera «merecedor». Así lo ha asegurado en rueda de prensa previa al concierto, en la que ha remarcado que vuelve «a su tierra», donde «desconecta» y en la que sigue siendo «Lolito», como lo siguen llamando.
El concierto se iniciaba a las 22:15 horas y tras un piropo a su Isla Cristina, a través de un vídeo que el mismo narraba, ha desatado las pasiones de sus miles de seguidores con los temas «Tambores de guerra» y «Aprieta».
Este ha sido el concierto, en pueblo, más multitudinario que ha ofrecido nunca, según el mismo ha reconocido, donde arrancó los aplausos del público con sus primeras palabras: «Parece mentira, aquí empezó todo, llevo todo el día emocionado, vamos a dejarnos la vida por ustedes, como siempre».
A partir de ese momento ha interpretado canciones de su último disco y otros temas que han marcado su carrera.
También ha tenido compañía y sorpresas para este concierto donde Manuel aseguro que “quería dar un gran espectáculo”. En el tema “Pequeña sonrisa sonora” dedicado a su hija, Carrasco estuvo acompañado con una de las voces femeninas con más impronta del panorama nacional, Pastora Soler, en la que ha sido su segunda aparición tras su retirada de los escenarios y que lo ha definido como «amigo y poeta».
El recuerdo a sus raíces, a su infancia y juventud, a su querido carnaval, se ha hecho un hueco en el concierto y con gorro en cabeza y guitarra en mano ha entonado ‘Yo te vi pasar’ o ‘Tengo un amor’.
Tras esto, más y más canciones, con su banda o solo con su piano, y como preludio del fin de fiesta, un poema hecho copla a su Isla Cristina, a sus vivencias en ella y a su familia, a ritmo de palmas, guitarra y cajón flamenco, acompañado por su amigo ‘Pepito El Caja’.
Y así casi dos horas y media embaucando a un público entregado que le ha demostrado con creces su fidelidad de principio a fin, permitiéndole, como el mismo ha dicho, «cumplir su sueño» y marcharse para «seguir siendo uno mismo en cualquier parte».
